AAROA CARRO.
Amancio Ortega ha donado recientemente veinte millones de
euros a Cáritas. Mi primera impresión al ver esto fue de generosidad por su
parte pero, en realidad, es pura publicidad.
Hay más cosas detrás de esto. Este hombre tiene fábricas en países
pobres con el fin de poder pagar menos dinero a los trabajadores. Fábricas que
bien podría construir en España y, aunque fuera, reducir algo el paro, que
falta hace. No menosprecio a otros países; con esto, solo quiero decir que ya
que es originario de España, pues la mejor opción sería que se dispusiera a
construir aquí las fábricas. Pero, aún siendo más que millonario, para la
mayoría de las personas resultaría un esfuerzo pagar más.
Yo realmente creo que si tuviera tanto dinero como él,
donaría muchísimo más, y eso que ni siquiera me considero generoso. Pero si
sabes que vas a vivir como un rey durante toda tu vida, ¿qué importa? Eso es lo
que me pregunto: por qué hay tanta gente muriéndose de hambre y hay gente tan
poco caritativa podrida de dinero, que ni siquiera se molesta en pensar en los
demás. Algo que a gente como él no le costaría ningún esfuerzo.
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