viernes, 8 de noviembre de 2013

El primer Halloween

Hola, soy James Halloweeno, y os voy a contar la historia de mi vida.

Yo nací el 31 de octubre de 1743. Nací en un día lluvioso. Todos estaban durmiendo cuando llegué al mundo. Ese mismo día, mi madre cayó enferma, y al día siguiente murió.
Durante muchos años no le pregunté a mi padre donde estaba ella, en ese momento, me senté con mi padre y me lo contó todo, lo último que me dijo sobre el tema fue:
Es ley de vida, para que alguien nazca alguien se tiene que ir.
Esta conversación me tuvo en vela durante varias noches. Nunca llegué a conocerla, por lo que no la eché nunca de menos, pero sentía que le debía algo.
Pasaron los años, y formé mi propia familia con mi mujer y mis dos hijos. Tenía un hijo, Will de siete años al que le encantaban las historias de fantasmas y brujas, hombres lobos y vampiros, mientras que a mi hija  Izzy de cinco le asustaban dichos cuentos.
El día 31 de ese mismo año, me había dispuesto a ir al cementerio a ver a mi madre. Ese año Will me acompañó, pues le encantaba el silencio que proporcionaba ese sitio. En un momento de descuido, Will se subió a un árbol, le pedí que bajase, y cuando lo iba a hacer se cayó. No pude evitarlo, y le vi perder su vida ante mis ojos. En ese momento me derrumbé y vi la vida como lo que en realidad, una visión efímera de la que no saldremos como queramos.


Esa misma noche tras llegar a casa y contárselo a mi mujer, entré en mi despacho y retomé una idea que tuviera años atrás. ¡La celebración de los que se fueron, de los que se convirtieron en fantasmas que nos vigilan para protegernos.
Así pues, organicé una reunión en la que se estableció una fiesta local en la cual la gente se disfrazaría de personajes de miedo, e irían por las casas pidiendo caramelos, y la gente se los daría. Al día siguiente, la gente no trabajaría e irían a visitar a la gente que perdieron. La fiesta se llamó Willaween.
La fiesta cada vez se hizo más popular y se extendió por otras ciudades y países.
Unos amigos míos decidieron que cuando yo muriera la fiesta se llamaría Halloween, y para eso solo quedan unas pocas horas…

James
31 de octubre de 1801


                                                                                LUCÍA PÉREZ CALVETE.

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