lunes, 8 de abril de 2013


El verano

Avanzan cautos los rayos de sol impregnando los fríos campos que el invierno ha hecho invernar. Poco a poco los rebaños regresan a pastar en sus senos y el ciclo de la vida comienza de nuevo. Otra vez los capullos se abren a saciarse de su caluroso abrazo, otra vez la metamorfosis condena a las mariposas a la efímera majestuosidad. ¿Recuerda la mariposa que algún día fue larva? ¿Qué sentido si no tiene su cálido verano si nadie recuerda ya su duro y frío invierno?

No hay más allá de lo que se ve. El verano es tan solo una más en la sucesión estacional, un fragmento en la rotación de la tierra. Pero si el ser humano ha obtenido su supremacía, no ha sido por su objetividad.

El verano es subjetivamente una maravillosa época. Cálidas temperaturas, campos en flor…

Sin embargo, el verano no sería verano sin el frío del invierno. Una y otra vez, la naturaleza nos otorga lecciones. Lecciones de humildad que nos demuestran que no existe lo blanco y lo negro, por mucho que Hollywood así nos lo presente. Y que si la mariposa vive su efímera grandeza con desparpajo e ingenuidad, es por que desgraciadamente ha olvidado que ella un día, también fue larva.
RICARDO POL.

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