El verano
Avanzan cautos los rayos de sol impregnando los fríos
campos que el invierno ha hecho invernar. Poco a poco los rebaños regresan a
pastar en sus senos y el ciclo de la vida comienza de nuevo. Otra vez los
capullos se abren a saciarse de su caluroso abrazo, otra vez la metamorfosis
condena a las mariposas a la efímera majestuosidad. ¿Recuerda la mariposa que
algún día fue larva? ¿Qué sentido si no tiene su cálido verano si nadie
recuerda ya su duro y frío invierno?
No hay más allá de lo que se ve. El verano es tan solo
una más en la sucesión estacional, un fragmento en la rotación de la tierra. Pero
si el ser humano ha obtenido su supremacía, no ha sido por su objetividad.
El verano es subjetivamente una maravillosa época.
Cálidas temperaturas, campos en flor…
Sin embargo, el verano no sería verano sin el frío del
invierno. Una y otra vez, la naturaleza nos otorga lecciones. Lecciones de
humildad que nos demuestran que no existe lo blanco y lo negro, por mucho que
Hollywood así nos lo presente. Y que si la mariposa vive su efímera grandeza
con desparpajo e ingenuidad, es por que desgraciadamente ha olvidado que ella
un día, también fue larva.
RICARDO POL.
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