Cantidad no es lo mismo
que calidad
Según los últimos estudios realizados, España es
uno de los países con peores resultados a nivel escolar,
somos de los que más horas lectivas tenemos y mayor cantidad de
deberes a la salida de la escuela (la media está entre 2 y 3 horas). ¿Cómo es
posible que en otros países del mundo tengan menos clases y mejores
resultados escolares?
Muchos expertos lo asocian a la mentalidad del país, es decir, en España el
sistema educativo está basado en la abundancia de lecciones discursivas del
profesor, muchas materias, el poco aprovechamiento del tiempo escolar y un
hecho que actualmente cada vez tiene más repercusión: la infravaloración del
profesor y la baja cualificación que tienen tras terminar su formación, quienes
muchas veces no son capaces de resolver dudas básicas a los alumnos.
Esto no ocurre en otros países, véase Finlandia, en dónde la carrera de
magisterio es una de las que tienen mayor nota de corte, superando incluso a
medicina y la cual cuenta con durísimas pruebas de selección para comprobar si
los futuros educadores del país son aptos o no.
Otro punto de tensión en la educación Española es la cantidad de tiempo que
pasan los niños haciendo los deberes en casa y estudiando para poder responder
en los exámenes al pie de la letra como se les pide a menudo. Sin embargo, todo
ese esfuerzo y ese desgaste personal no dejan de situar a España entre los
países con más fracaso escolar.
Como contraste tenemos a los países
escandinavos, líderes europeos en educación, en donde los niños dedican, como
mucho, 30 minutos diarios a los deberes. Allí mentalizan o asocian lo divertido con el
ir a clase o como algo entretenido, en donde las paradas para el recreo son más
y tanto los deberes como los exámenes son menos. Es decir, las clases son más
dinámicas y se valora por encima lo práctico a lo teórico.
A partir de estos datos, yo me preguntaría, si sería necesario suprimir las
tareas para casa y así dejar este tiempo para estar con la familia y relacionarse.
Puede ser que este desgaste en las edades más tempranas provoque que el estudiante, cuando llegue a
niveles más elevados, se encuentre “quemado” y a consecuencia exista un mayor
abandono escolar.
Todo esto hace que nos preguntemos y reflexionemos sobre lo que está
pasando. Crear nuevas alternativas pedagógicas para solucionar este gran
problema que tiene España y que lleva arrastrando varias generaciones es una de
las opciones más valoradas.
Lucía Linares Obarrio 4º
ESO